La Hermana Emilia Borgna nos cuenta que en los primeros cuatro años vividos en Almagro "la casita era pobre y no contenía sino camas necesarias con jergón de paja, colchón y almohada, una palangana para cada una, alguna silla, dos o tres cuadros de María Auxiliadora, una mesa con dos bancos largos más unos banquitos para sentarnos a trabajar. El alimento era, por otra parte, poco apetitoso y muy distinto del que se tomaba en Italia”
LA VIDA EN EL RANCHITO DE ALMAGRO
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