Muy buenas y queridas niñas;
¡Cuánto me ha gustado la hermosa carta que me enviaron y que buenas que son al acordarse de mi y felicitarme!
También yo, aunque no las conozco, las quiero mucho y rezo por ustedes para que el Señor les conceda todas las gracias y bendiciones que desean.
Recen también por mí, que yo rezo por ustedes para que el Señor las haga crecer, buenas, piadosas y obedientes.
Acudan con confianza a las hermanas, díganles que les enseñen a amen al Señor y a vivir bien sus compromisos de buenas cristianas.
...Quieran mucho a la virgen María, nuestra tierna Madre, imiten su manera de ser, especialmente la humildad, la pureza y el recogimiento. Si viven así, estarán contentas en al vida y en la muerte.
...Tengo muchos deseos de ir a hacerles una visita...
Escríbanme alguna vez, me dan mucha alegría sus cartas.
Quieran a sus educadoras, pero sobre todo amen a Jesús y a María.
... Las saludo a todas en el corazón de Jesús, con cariño:
La Madre Sor María Dominga Mazzarello
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